Entre los altos páramos de la Serranía Alta, donde un relieve kárstico da forma a paisajes de fantasía, entre muelas y hondonadas, surgen algunos núcleos de población dedicados casi por entero al pastoreo y entre estaciones climáticas rigurosas, a la corta de una madera que fue antaño muy solicitada.
Una de esas poblaciones, elevada sobre una muela llamada del mismo nombre, está el Pozuelo casi arrinconado, entre el límite de Guadalajara y afinando las lindes de lo que fue entonces extenso señorío.
Su antiguedad se remonta a la de la zona. Es posible que hubiese algún núcleo de celtíberos dedicados al bandidaje durante la dominación romana, pero no hay hallazgos que atestiguen su veracidad, es por tanto, una aldea surgida de la repoblación por aquellas gentes llegadas desde el Señorío de Molina, acompañando a Alfonso VIII en la dura reconquista sarracena.
Por tanto, será D. Pedro Manrique, segundo señor de Molina, en el siglo XIII quien funde este núcleo poblacional en los tiempos que era necesario extender predios.
Como consecuencia de las donaciones que por entonces el rey estableciese, el Pozuelo, al igual que la mayoría de esta zona, pasará a pertenecer al Concejo de Cuenca que extendía sus posesiones hasta lugares que ahora pertenecen a Guadalajara.
Está claro que en el siglo XIII está claramente definido el término jurisdiccional de el Pozuelo, tal y como lo establecía el Fuero de Cuenca que allí se aplicaba. Por otro lado, los Reyes Católicos, en 1491, revocan la Orden dada por el Duque de Medinaceli en la que prohibía que los ganados de Cuenca entrarán en los términos de Villanueva, Recuenco y el Pozuelo, pastos que eran comunes. Este hecho demuestra la excelencia que los pastos de este término fuesen altamente reconocidos.
En el siglo XV pertenece esta aldea al Sexmo de la Sierra y dedica su actividad a la ganadería. Su carne y lana es muy afamada, pagándose a 147,5 maravedíes la arroba por ser buena y fina, sólamente superada en precio por la de Villanueva de Alcorón.
En el siglo XVI se condenó a Martín de Burgos, vecino de esta villa y cuya familia procedía de las altas tierras de Castilla la Vieja. Sus prácticas de judaísmo provocaron la persecución del tribunal de la Santa Inquisición hasta procesarlo en el 1518 y ser penitenciado en el tribunal de Cuenca.
En el siglo XVI, Carrascosa y el Pozuelo están fuera de las jurisdicciones señoriales de Beteta, del Marquesado de los Hurtado de Cañete, del de Moya, son por tanto, aldeas de realengo y según el Libro de Pilas, serán 280 sus habitantes, de los que 279 son pecheros.
Del Pozuelo marchará Pedro Salinas, hijo de Isabel de Ocaña y de Diego Palomo el 19 de septiembre de 1536 a Santo Domingo, en busca de hacienda y riqueza, dentro de aquellas partidas de españoles a Indias.
En 1787, en el Censo de Floridablanca, ha descendido a 231, dedicándose las tres cuartas partes a la ganadería.
Durante la desamortización de 1855, llevada a cabo por Madoz como ministro de hacienda, en los pueblos de la Serranía alta, parte de las tierras que se subastan pasarán a manos de vecinos de la propia localidad o limítrofes al ser, en muchos casos, parcelas de poca extensión.
Así, en el Pozuelo se compraron tierras subastadas por Félix Navarro, natural de Priego. Otro tal Félix Sierra tambien adquirió algunos terrenos de pan llevar.
Entre los montes exceptuados de la desamortización por razones de utilidad pública del término de el Pozuelo, estaban la Dehesa de Abajo con 237 hectáreas de superficie y la Dehesa de Arriba, con 475 hectáreas. Ambas con excelentes pinos y rica madera.
Sin embargo, los habitantes de el Pozuelo vivieron en gran parte de la ganadería.
Desde el siglo XVI pastaban numerosos rebaños, muchos de ellos procedentes de otras localidades, obteniendo elevados ingresos por su lana como ya vimos el precio que se pagaba en el siglo XV.
Así continuó hasta el siglo XX, a pesar de que hubo cierta decadencia, desde que las fábricas de paños de Cuenca e Iniesta dejaron de solicitar su preciada lana.
Sin embargo, en el 1821, los ganaderos de el Pozuelo contaban con las siguientes reses: 1900 de lanar, 200 de cabrío, 58 vacuno, 52 mular y 10 asnal. A finales del mismo siglo, se elevó el número de reses, llegando a sobrepasar las 2100 cabezas de ganado lanar y las 500 de cabrío.
Nos dice Madoz que en 1845 tiene 174 habitantes que ocupan unas 40 casas de pobre construcción. Tiene caseríos diseminados como son San Bartolomé, los Casares y Santa Cristina, existiendo en el último 4 casas.
En cuanto a su población, el descenso experimentado en el siglo XX será bastante alarmante, llegando a contabilizarse 112 habitantes en 1986 y 106 en el último censo de enero de 1995.
Del libro “Pueblos y Paisajes. Serranía alta Conquense”.Autor: Miguel Romero Saiz. Ed. Prodese, 1999.
Una de esas poblaciones, elevada sobre una muela llamada del mismo nombre, está el Pozuelo casi arrinconado, entre el límite de Guadalajara y afinando las lindes de lo que fue entonces extenso señorío.
Su antiguedad se remonta a la de la zona. Es posible que hubiese algún núcleo de celtíberos dedicados al bandidaje durante la dominación romana, pero no hay hallazgos que atestiguen su veracidad, es por tanto, una aldea surgida de la repoblación por aquellas gentes llegadas desde el Señorío de Molina, acompañando a Alfonso VIII en la dura reconquista sarracena.
Por tanto, será D. Pedro Manrique, segundo señor de Molina, en el siglo XIII quien funde este núcleo poblacional en los tiempos que era necesario extender predios.
Como consecuencia de las donaciones que por entonces el rey estableciese, el Pozuelo, al igual que la mayoría de esta zona, pasará a pertenecer al Concejo de Cuenca que extendía sus posesiones hasta lugares que ahora pertenecen a Guadalajara.
Está claro que en el siglo XIII está claramente definido el término jurisdiccional de el Pozuelo, tal y como lo establecía el Fuero de Cuenca que allí se aplicaba. Por otro lado, los Reyes Católicos, en 1491, revocan la Orden dada por el Duque de Medinaceli en la que prohibía que los ganados de Cuenca entrarán en los términos de Villanueva, Recuenco y el Pozuelo, pastos que eran comunes. Este hecho demuestra la excelencia que los pastos de este término fuesen altamente reconocidos.
En el siglo XV pertenece esta aldea al Sexmo de la Sierra y dedica su actividad a la ganadería. Su carne y lana es muy afamada, pagándose a 147,5 maravedíes la arroba por ser buena y fina, sólamente superada en precio por la de Villanueva de Alcorón.
En el siglo XVI se condenó a Martín de Burgos, vecino de esta villa y cuya familia procedía de las altas tierras de Castilla la Vieja. Sus prácticas de judaísmo provocaron la persecución del tribunal de la Santa Inquisición hasta procesarlo en el 1518 y ser penitenciado en el tribunal de Cuenca.
En el siglo XVI, Carrascosa y el Pozuelo están fuera de las jurisdicciones señoriales de Beteta, del Marquesado de los Hurtado de Cañete, del de Moya, son por tanto, aldeas de realengo y según el Libro de Pilas, serán 280 sus habitantes, de los que 279 son pecheros.
Del Pozuelo marchará Pedro Salinas, hijo de Isabel de Ocaña y de Diego Palomo el 19 de septiembre de 1536 a Santo Domingo, en busca de hacienda y riqueza, dentro de aquellas partidas de españoles a Indias.
En 1787, en el Censo de Floridablanca, ha descendido a 231, dedicándose las tres cuartas partes a la ganadería.
Durante la desamortización de 1855, llevada a cabo por Madoz como ministro de hacienda, en los pueblos de la Serranía alta, parte de las tierras que se subastan pasarán a manos de vecinos de la propia localidad o limítrofes al ser, en muchos casos, parcelas de poca extensión.
Así, en el Pozuelo se compraron tierras subastadas por Félix Navarro, natural de Priego. Otro tal Félix Sierra tambien adquirió algunos terrenos de pan llevar.
Entre los montes exceptuados de la desamortización por razones de utilidad pública del término de el Pozuelo, estaban la Dehesa de Abajo con 237 hectáreas de superficie y la Dehesa de Arriba, con 475 hectáreas. Ambas con excelentes pinos y rica madera.
Sin embargo, los habitantes de el Pozuelo vivieron en gran parte de la ganadería.
Desde el siglo XVI pastaban numerosos rebaños, muchos de ellos procedentes de otras localidades, obteniendo elevados ingresos por su lana como ya vimos el precio que se pagaba en el siglo XV.
Así continuó hasta el siglo XX, a pesar de que hubo cierta decadencia, desde que las fábricas de paños de Cuenca e Iniesta dejaron de solicitar su preciada lana.
Sin embargo, en el 1821, los ganaderos de el Pozuelo contaban con las siguientes reses: 1900 de lanar, 200 de cabrío, 58 vacuno, 52 mular y 10 asnal. A finales del mismo siglo, se elevó el número de reses, llegando a sobrepasar las 2100 cabezas de ganado lanar y las 500 de cabrío.
Nos dice Madoz que en 1845 tiene 174 habitantes que ocupan unas 40 casas de pobre construcción. Tiene caseríos diseminados como son San Bartolomé, los Casares y Santa Cristina, existiendo en el último 4 casas.
En cuanto a su población, el descenso experimentado en el siglo XX será bastante alarmante, llegando a contabilizarse 112 habitantes en 1986 y 106 en el último censo de enero de 1995.
Del libro “Pueblos y Paisajes. Serranía alta Conquense”.Autor: Miguel Romero Saiz. Ed. Prodese, 1999.
1 comentario:
¡¡DIOS!! QUE PASADA, ME PREGUNTO DE DONDE HAS PODIDO SACAR TANTA INFORMACION.
MENUDO TRABAJO TE ESTAS PEGANDO.
¡¡GENIAL!!
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