CAPITULO V
Pruébase el abuso que se hace de la Romerías con el testimonio de dos gravísimos Escritores.
El ilustrísimo , y Reverendísimo Feyjoó, en el Tomo cuarto del Teatro Crítico, discurso quinto, que titula: Peregrinaciones Sagradas, y Romerías, persuade, a que muchas que se hacen a Santuarios muy distantes no son otra cosa, que una capa para disfrazar la vida vaga, y tunantesca, satisfaciendo el deseo de ver tierras, lo que comunmente se nota en los Extranjeros, llevados de su espíritu vagante, y pasando a referir el mal uso que se hace las Romerías, así se explica en $.4 num 18.
"Pero el inconveniento que hay en esta especie de peregrinación es casí de ninguna monta, en comparación de los que se observan en la otra especie de las que llamamos Romerías. Con horror entra la pluma en esta materia: solo quien no haya asistido alguna vez a aquellos concursos, dejará de ser testigo de las innumerables relajaciones, que se cometen en ellos.
Ya no se disfraza allí el vicio con capa de piedad: en su propio traje triunfa la disolución: coloquios desenvueltos de uno a otro sexo, rencillas, y borracheras son el principio, medio, y fin de Romerías: esto se hace, porque a ello se va.
A la reserva de poquísimos puede decirse, que la más inocente intención que se halla en tales concursos es la de los que acuden a ellos solo por ver, o por ser vistos. Aun el que va con algo de devoción recoge el espiriú muy de paso en el Templo, y le desahoga muy de intento en el atrio. Las resultas aun son peores que los antecedentes: allí nacen deseos, que después pasan a ejecuciones: todas las circunstancias conspiran a hermosear el objeto, y a avivar el apetito.
La alegría es el retoque más bello, que tiene la naturaleza para los colores de un rostro, y de parte de él que la contempla en la disposición más eficaz, para que haga fuerza en su atractivo, a que se añade, que como la tristeza en todo finge peligros, la festiva constitución del ánimo representa desarmados de inconvenientes los mismos riesgos. Todo es fiesta en la fiesta, todo es jovialidad en la Romería. En las conversaciones pretestando el regocijo se pasa la raja de la decencia, habla la lengua mas de lo que dicta la razón, y los ojos hablan algo más que la lengua. Hacese generoso el más mezquino, promete con largueza el que no tienen que dar con escasez, todo se cree, porque el distraimiento del espiritu estorba toda cuerda reflexión.
A la sombra de el bullicio crece en un sexo el atrevimiento, y en otro la confianza, menos máquinas bastan para derribar muros, que a veces caen a soplos. Oculta después la noche las consecuencias del día, y no pocas veces descubre el discurso de muchos días lo mismo que ocultó aquella noche"
continuara...
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